¿Trump sabe lo que hace? Podría ser la pregunta que muchos
latinos nos hacemos hoy, sin importar si estamos o no viviendo en los Estados
Unidos. Y parece que los resultados de las encuentas con respecto a las tendencias
de los posibles candidatos presidenciales de dicho país, le están dando la razón,
a lo que nosotros llamaríamos un despropósito. Pero no olvidemos, Trump es el típico
millonario gringo, que crea una fortuna
y se olvida que hay mucha mano de obra latina inmersa en el éxito de sus
proyectos. Desafortunadamente muchos norteamericanos —no todos— ven como
amenaza el crecimiento de las minorías en sus tierras y ven como una amenaza al
trabajo, el que nosotros los latinos, nos ubiquemos en sectores laborales
desechados por el estadounidense común.
—Y como le pedimos peras al olmo—,
sabiendo que el racismo aun prolifera en sus calles. Y en eso parece que Trump
saco su ventaja, diciéndole a todos los árboles de olmo: no más peras, acá sólo
olmos. Él lleva a las masas un discurso, en el que culpa de exportar violencia,
a los países de América Latina. Un discurso popular y que genera odios sin razón
hacia culturas y razas, que también han dejado su sudor en la economía de los
Estados Unidos. Sí, han entrado algunos de manera ilegal, pero trabajan, comen,
subsisten y por ende generan consumo. La pregunta es: ¿Los va a
expulsar a todos? Porque la cantidad de inmigrantes es grande, tan grande como
el nefasto resultado de una política tan discriminatoria y tan excluyente, más
en una nación que se presta de promulgar dichos valores.
Y si creían que todo no puede ser
peor, pues demos un vistazo al caso Maduro, quien siendo latinoamericano, hoy
autoriza acciones excesivas e injustas en contra del pueblo de una nación hermana.
“Si Bolívar pudiera observar, como las compatriotas
que algún día soñó unir por siempre hoy se maltratan, moriría de tristeza”.
Y es que al mejor estilo de la política ramplona, populista y desgastada, el Presidente
Bolivariano, culpa a los colombianos de gran parte de los problemas en
Venezuela. Porque esa es la labor de un Presidente, velar por las condiciones socioeconómicas
de sus electores, garantizar el bienestar de los mismos y llevar a su nación a niveles
de economía óptimos. Aunque no hay que ser un periodista internacional o un
experto en finanzas mundiales, para darse cuenta que en verdad, la culpa de lo que pasa en Venezuela, ya no es
del mensaje entregado por el pajarito, sino de la interpretación que le dio el
presidente Maduro.
Una nación en la que no puedes
expresar con libertad lo que crees bueno o malo para ti y para tus iguales, en
la que los niveles de subsistencias mínima son cada vez más complicados, en
donde prima un poder tal vez dictatorial en manos de una persona con poderes
casi absolutos, en donde las ramas del estado se concentran casi en su
totalidad en un solo partido político, en donde discernir y debatir es un
delito contra la revolución, en donde hay seres humanos pagando prisión por expresar
y luchar por sus ideales haciendo uso del derecho ciudadano, "no puede estar
representada por quien culpa de sus males a los que más cerca tiene".
Sacar a los colombianos a empellones,
utilizando fuerza excesiva y obligándolos a dejar sus sueños atrás, no es la
mejor muestra de una revolución. Y si hay nacionales culpables de delitos en
Venezuela, pues que sean apresados y juzgados por sus actos. Pero es absurdo
estigmatizar a todos los pobladores colombianos de barrios enteros, sacarlos de
sus casas, demolerlas y deportarlos, como muestra de cómo la política Bolivariana,
va a recobrar la economía de su país.
Bienvenidos los hermanos
colombianos a su tierra, y esperamos que los centros de abastecimiento,
supermercados y demás, vuelvan a estar llenos y cada venezolano, pueda en
verdad satisfacer todas sus necesidades, luego de que Maduro haya culminado con
su política al estilo Trump.
Alberto Bastidas